Llegué a este libro gracias a una personita que acompaño en terapia que me lo recomendó. Aprovecho para dedicártelo, R,  ¡mil gracias por hacer el espacio de terapia un lugar de encuentro!

El suicidio sigue siendo uno de los grandes tabúes hoy en día; y como bien dijo Steiner, lo que no se nombra, no existe. Intentemos no caer en esto, porfa, porque no ayuda a nadie. Hablemos del suicidio. Hablemos de cómo se puede llegar a sentir la vida. Hablemos de vida y muerte, y de cómo la una no existe sin la otra. Y de cómo una no la elegimos, y sin embargo, la otra sí tiene un grado de libertad distinto, aunque genere controversia.

Este libro recoge de manera real sentimientos escritos de personas que decidieron quitarse la vida. Diferentes personas, diferentes situaciones, diferentes destinatarios en las cartas. Las cartas reales están escritas en un color distinto a las notas que hace el autor en relación a ellas. Discrepo con algunas de las reflexiones / anotaciones que hace el autor, aún así; permanece el valor de su manuscrito. Poner nombre es una manera de honrar lo que ocurrió, y una manera de crear conexiones entre nosotros como sociedad, acercando el corazón al corazón de otra persona, aunque ya no esté aquí.

Si quieres plantearte temas existenciales como el sentido de la vida, este libro es para ti, aún así, ten en cuenta que puede despertarte emociones difíciles de sostener. Tente en cuenta a la hora de leerlo 🙂